jueves, 23 de junio de 2011

MODERNIDAD – POSTMODERNIDAD, Hablemos de Paradigmas.

Hablar de modernidad y postmodernidad puede resultar de lo más complejo si tomamos en cuenta que es muy difícil situar ambas épocas cronológicamente hablando. Sin embargo, si partimos de la idea de que como artistas estamos viviendo en un momento de manifestaciones artísticas postmodernas y por consecuencia estamos en un período postmoderno, y a esto le sumamos nuestro interés por la docencia, es pertinente cuestionarnos qué significa ello.

Por esa razón el interés será abordar modernidad-postmodernidad como paradigmas y no únicamente como etapas en el desarrollo de la historia, ni cómo estéticas, si no la suma de todo ello, es decir, desde una perspectiva interdisciplinar donde tomamos herramientas de la historia, corrientes filosóficas y manifestaciones artísticas, es cómo podemos abordar para poder ubicar lo que implica el paradigma moderno y el paradigma postmoderno.

Remontémonos al siglo XV, en donde en términos generales se ubica el inicio de la modernidad. Lo interesante también es cuestionarnos ¿quién o qué ubica a la modernidad en el siglo XV? La respuesta es sencilla: La filosofía y la historia del pensamiento occidental, que es el que va a permear hasta nuestros días por la colonización de América y por el desarrollo económico, entre otras razones.

A finales del Medievo, existía una fuerte disputa de poder entre el clero y la aristocracia. El clero por su parte tenía el “poder” del conocimiento. A través de la escolástica, se valieron del método aristotélico heredado de la filosofía greco-romana, para afirmar la existencia de Dios quien a su vez posee la verdad absoluta, la perfección. Fe y razón eran los temas en discusión dentro de la Escolástica. Sin embargo la razón siempre estuvo supeditada a la fe, lo más que logró la razón fue en una segunda etapa del medievo, donde llegó al acuerdo de que fe y razón son lo mismo y pertenecen a Dios y esto se comprobaba a través del silogismo, como una forma de expresar el resultado de la razón, surgido del pensamiento aristotélico que desarrolla la lógica  deductiva. La razón poco a poco tomará el cuerpo de la filosofía y en la tercera etapa del medievo, la filosofía y la fe comienzan a disputarse el conocimiento de la verdad.

Por otra parte, el medievo no solamente es esta parte obscura que nos plantea la modernidad. Durante la época medieval se realizaron muchos avances que después sería nombrados científicos. Un dato importante a recordar, es que durante ésta época ciencia y magia, arte y artesanía, incluso cuerpo y mente (porque fe y razón recaían en dios, es decir en un solo cuerpo), estaban unidos.

Pero retomemos el dato de que la aristocracia y el clero se disputaban cada vez más el poder socioeconómico de la época. Los artistas-artesanos trabajaban por encargo y los “estudiosos de la razón”  cada vez avanzaban más en sus estudios y descubrimientos. Un ejemplo de ello es el siglo XVI, cuando Nicolás Copérnico formula la teoría heliocéntrica, en donde afirma el movimiento de traslación de la Tierra. Este descubrimiento fue significativo, porque marca un momento en donde “la verdad” le comienza a pertenecer a la razón y ya no a la fe. El estudio de la razón marcaría el comienzo de “la ciencia”, la verdad ahora pertenecería a la ciencia, eso quiere decir que la verdad dejaría de pertenecer a Dios para pertenecer al Hombre. Por lo tanto el hombre se convertiría en el centro del universo a través del conocimiento. Es así como el cuerpo y la mente comenzarían a separarse y a su vez el hombre se separa de la naturaleza para “dominarla”, dominando el cuerpo a través de la razón.

Un ejemplo de filosofía, sería el pensamiento de René Descartes, que va a influir en todo el siglo XVII. El hablaría a través de su teoría del “Animal-Máquina”, en donde establece una lógica de pensamiento dual, donde contrapone al “Alma” como sinónimo de pensamiento y al “Cuerpo” como una simple extensión del mismo. Por lo que según el, los animales son máquinas, porque son cuerpos sin alma, sin pensamiento.

De ahí que el animal o sea la naturaleza, son inferiores y por eso pueden ser dominados por el hombre a través del conocimiento. Es por eso que el pensamiento comienza a dominar la emoción, poco a poco se convertirá en la objetividad sobre la subjetividad. Comienza la conocida “Era de la Razón”.

Así tenemos que en la modernidad comenzará con la fragmentación del conocimiento, de la relación del hombre con la naturaleza e incluso del hombre mismo. De esta manera van surgir y se van a “inventar” los conceptos de “Ciencia” y “Arte”. A la ciencia la va a apoyar el “método científico” que exige la comprobación y el Arte por su parte, estará justificado por la estética.

La historia marca el fin de la era Medieval a mediados del siglo XV y el inicio de la era moderna a finales del mismo. Si embargo cuando nos referimos al paradigma moderno, estamos hablando de un conjunto de elementos, sucesos y pensamientos que van a caracterizar un período que comprende más de cuatro siglos. Por lo que como cualquier suceso y cambio de era en la historia, sucederá paulatinamente, no es un cambio brusco e impuesto, si no un cambio que se fue dando a la par de los cambios sociales, políticos, y económicos de la época.

Es por ello que la historia del arte, nos marca el inicio del mismo a finales del siglo XV y principios del XVI con la llegada del Renacimiento, sin embargo la idea de arte del siglo XVI dista mucho de la moderna idea de  “Las Bellas Artes” que conocemos en nuestros días y que apareció hasta el siglo XVIII con la llegada del Romanticismo.

Entre los siglos XV y XVII, aún prevalecía la relación artista-artesano, ya que se usaba la misma figura para designar aquellas personas encargadas de elaborar las pinturas y esculturas que adornarían los espacios de la nobleza y de la burguesía que cada vez tomaba un lugar más importante en la sociedad, lo mismo que contrataban a gente para que deleitara con música y danza sus festejos.

Figuras como la diferencia entre compositor e intérprete aún no existían, la idea de originalidad tampoco porque los artistas-artesanos trabajaban en sus talleres y en grupo, no era una sola persona la que realizaba “el encargo”.  Tampoco existía la idea de autonomía, puesto que eran trabajadores como cualquier otro dentro de la sociedad y por lo tanto dependían de los encargos que les hiciesen.

Claro que en el siglo XVII empiezan a suceder cambios significativos en la imagen del artista, pero no es nada suelto, corresponde al factor económico del mecenazgo. Los artesanos-artistas poco a poco comenzaron a ser gente que convivía con la nobleza y con la burguesía. Con este factor comenzarían a verse las actividades como la pintura, la escultura, el teatro, la música y posteriormente la danza, como actividades de gente noble y poco a poco los artesanos-artistas fueron “mejorando” su estatus social. Hasta llegar al siglo XVIII donde nuevamente un cambio económico va a ser sustancial en la nueva idea de Arte.

Con la paulatina caída de los imperios nobles y el ascenso social de las clases medias, se termina el mecenazgo y comienza el mercado del arte con la creación de instituciones como el museo, la sala de conciertos, los derechos de autor y la academia. Esto sucedió a la par del éxito alcanzado por las ciencias, apoyadas y sumadas al desarrollo de ideas propias de la ilustración, los principios humanistas y posteriormente positivistas . De esta forma el conocimiento fue dividido paulatinamente dividiéndolo en tres facultades generales, siendo éstas la “memoria”  a la cual le va a corresponder la “historia”, la segunda sería la “Razón” tan mencionada desde el medievo y a la cual le corresponde la “filosofía” de la que a su vez se derivarán las ciencias y a la facultad de la “imaginación” le va a corresponder la poesía que daría paso a las “Bellas Artes”.

Es así como las incipientes artes liberales del medievo, que paulatinamente fueron cambiando a “artes nobles” o “artes elevadas”, hacia el año de 1750 adquirieron la categoría de “Bellas Artes” apoyándose en los términos de estética y belleza. Entonces ya se puede hablar de la “romántica” idea de Arte y Artista que conocemos hoy en día.

Con la institucionalización de la Ciencia y el Arte y con el capital como modelo económico emergente, podemos hablar de la modernidad como paradigma, al cual le corresponde la idea de universalidad en el gusto y el conocimiento, la división del conocimiento, la idea del hombre que domina a la naturaleza a través de la razón, la razón por encima del sentimiento, por lo tanto la valoración de la objetividad sobre la subjetividad.

Ya en el siglo XIX con la Revolución Industrial, se sumarían la idea de “Progreso” y el valor a lo “Nuevo”. Estas nuevas ideas repercutirán a la humanidad en lo social, lo económico y desarrollo de pensamientos y manifestaciones artísticas y culturales. Es por ello que hablamos de paradigma y no de un simple cambio de estética o división histórica, porque nos referimos al modelo en su conjunto.

Según los historiadores, la edad moderna termina en el siglo XVIII y en el siglo XIX comienza la era Contemporánea. Por eso es preciso hablar en términos de paradigma y no simplemente de épocas marcadas por un período histórico, ya que todo lo que implica el modelo moderno  va a permear todo el siglo XIX y hasta parte del XX.

A la par de la era industrial que comienza en el siglo XIX, los conflictos políticos entre las naciones se agudizan y las primeras décadas del siglo XX estarán marcadas por las guerras, y los grandes avances del hombre en la ciencia, se harán presentes con el uso de las armas nucleares en la Segunda Guerra Mundial. Es así como la ciencia que significaba el dominio del hombre sobre la naturaleza sumados con la idea de progreso y evolución, se convierten en la gran paradoja del desarrollo de la humanidad: el hombre se destruye a sí mismo.

Fredric Jameson en su libro “El Giro Cultural”, ubica junto a filósofos marxistas y no marxistas, historiadores y algunos artistas, el inicio de la Postmodernidad después de la Segunda Guerra Mundial, porque después de la destrucción masiva, vinieron muchos cuestionamientos que invitaban a una reestructuración social y del pensamiento que caracterizaba a la modernidad.

En materia de arte, este cambio se vio reflejado con las propuestas de vanguardia, que fueron la antesala a las manifestaciones artísticas postmodernas que comenzaron en los sesentas, como nos habla de ello Jean François Lyotard en “La Condición Postmoderna”.

Así la primera mitad del siglo XX, además de estar marcada por las guerras y sus posteriores revoluciones, se generaron corrientes de pensamiento y manifestaciones artísticas que influirían en la llamada era del postmodernismo.

La Teoría del psicoanálisis de Sigmund Freud, la visión epistemológica de Claude Levi-Strauss, los estudios de semiología de Ferdinand Saussure y los de semiótica de Charles Sanders Peirce, el existencialismo de Jean Paul Sartre o los estudios hermenéuticos de Heidegger , sumados a las corrientes de vanguardia que querían romper con al academicismo y con la idea de lo “bello” como el expresionismo, el cubismo, el arte abstracto, y de crítica política y social como constructivismo, el dadaísmo y el surrealismo, van a ser consideradas la última brecha de la modernidad en el sentido de “Estética” y “estructura”, y a su vez van a abrir el paso al paradigma de la postmodernidad, que se comenzara a manifestar en los años sesentas.

El modelo o paradigma postmoderno, implica una restructuración de elementos y conceptos dados en la modernidad, es decir, que algunos rasgos que antes eran subordinados, ahora pasarían a ser dominantes y viceversa, algunos que eran dominantes quedan en segundo plano. Es por ello que más que definir a la postmodernidad por sus características, la podemos abordar por la rupturas que supone.

Si la modernidad apostaba a lo “nuevo” y a la idea de “progreso”, ahora esos son temas secundarios que no determinan en lo absoluto la producción artística, la distancia entre el “arte” y lo cotidiano, queda rebasada por la relación entre la producción cultural y la vida social, es por eso que arte y artesanía no tienen por qué estar separados, por lo tanto el arte se suma a la cultura popular.

Desaparece la división entre “cultura superior “ y “cultura de masas”, ahora se busca la conexión con la sociedad. Se apuesta por la desaparición de “formas” e instituciones establecidas como la universidad, museos, academia y otros modelos canónicos que dictaban posturas universales.

De la misma manera, pensamientos que influyen en la actualidad como son los de Jean François Lyotard, Michel Foucault, Gilles Deleuze o Jacques Derrida (por mencionar algunos), ya no pueden ser encasillados únicamente a la disciplina de la filosofía, porque la política, los estudios sociales, la fenomenología, la semiótica, la epistemología y la antropología (entre muchas otras disciplinas del conocimiento), quedan mezcladas y conectadas en los pensamientos de éstos y muchos autores contemporáneos.

De la misma manera como se rompió con la representación en la pintura desde finales del siglo XIX, se rompe con el discurso narrativo, con la lógica lineal y con la hegemonía de las ramas del conocimiento. Ahora se plantea una lógica horizontal del conocimiento, en donde tienen cabida todas las conexiones posibles de conocimientos, rompiendo así la división entre subjetividad y objetividad, cuerpo y pensamiento, ciencia y arte, es decir la postmodernidad es representada por la interdisciplina.

Paola Aimée

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